A Arturo Vidal le han llamado muchas cosas a lo largo de su paso por el fútbol europeo en cuatro clubes diferentes. Le han llamado «Rey Arturo», «gladiador» y «guerrero», pero al chileno nunca se le ha llamado genio del fútbol.
Ha jugado con Marcelo Bielsa para la selección de Chile, para Pep Guardiola en el Bayern de Múnich y en el FC Barcelona.
No juegas para estos entrenadores y clubes a menos que seas brillante con el balón, pero por qué, cuando la gente habla de Vidal, mencionan sus tatuajes demenciales, su tenacidad y sus entradas duras.
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Analicemos las razones por las que Vidal, que es uno de los futbolistas más completos del fútbol, no recibe el respeto que se merece.
Vidal llegó por primera vez a Europa cuando el Bayer Leverkusen lo fichó procedente de Colo-Colo en Chile. Luego se mudó a la Juventus en Italia.
Fue en Italia donde su estilo agresivo, tacleo, resistencia, actitud incansable y buen ojo para el gol le valieron muchos admiradores.
Tras cuatro años en la Serie A, el Bayern de Múnich pagó 40 millones de euros para traerlo de regreso a Alemania. Sin embargo, para comprender y apreciar verdaderamente al rey Arturo, tenemos que mirar hacia atrás en sus primeros años de vida.
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Como muchas personas exitosas que se han hecho a sí mismas, que también tienen una actitud relajada, Arturo Vidal pasó por una infancia muy conflictiva y llena de pobreza.
Hay una historia que una vez el joven Vidal fue salvado de un incendio por su madre. Lo triste es que el padre de Vidal, fue quien inició el fuego.
Aparte de esta experiencia cercana a la muerte, la familia era extremadamente pobre. Como su madre solía lavar los pisos, el joven Arturo prometió sacarla de allí y lo hizo con pura determinación.
Incluso después de que sus vidas habían mejorado, Vidal nunca estaba satisfecho, y era famoso por comer y ocasionalmente dormir en el campo de entrenamiento.
Nunca permitió que nada se interpusiera en su camino. Eso es lo que hacen los guerreros: cuidan a su gente y conquistan el mundo. Arturo Vidal ha hecho las dos cosas y se convirtió en un futbolista brillante en el camino.
Recordando los hechos de su juventud, Vidal dijo: “Lo primero que recuerdo de niño es el hambre y el frío que sufría mi familia, la forma en que mi mamá luchó y el esfuerzo que puso para darnos algo.”
Vidal recuerda un momento muy crucial que marcó su vida: “Yo tenía 14 años y mi mamá regresó completamente destruida de trabajar en la calle, y pensé ‘esto no puede volver a pasar, tengo que hacerlo como futbolista pase lo que pase.»
«Decidí poner tres, cuatro, diez veces más esfuerzo en mi formación para convertirme en un profesional. Estos recuerdos me dan mucha fuerza para enfrentarme al mundo y luchar.»
«Sé que no puede resultar peor de lo que era antes. El fútbol me ha dado las mejores cosas de mi vida, ver a mi madre feliz, ver a mis hijos crecer felices y saber que no tendrán que pasar por lo que yo pasé.»