MADRID — Luis Suárez había estado cerca de anotar durante todo el partido.
Estrelló un remate en el poste, falló a quemarropa y se atragantó en un par de enfrentamientos directos con el arquero.
A medida que el tiempo transcurría y las oportunidades falladas se acumulaban, el Atlético de Madrid veía cómo se le escapaban las aspiraciones de campeonato.
Estaban a unos cuantos minutos de ceder el liderato de La Liga española que había conservado durante buena parte de la temporada.
Estaban a unos cuántos instantes de comprometer seriamente su primer título liguero desde 2014.
El Atlético necesitaba un gol más que nunca. Necesitaba de su centro delantero como nunca antes.
Y el uruguayo respondió al llamado en el momento de mayor apremio.
Simeone fue uno de tantos que celebró el fichaje del atacante uruguayo al comienzo de la temporada.
Después de que fue dado de baja sorpresivamente por el Barcelona en contra de su voluntad.
Suárez rindió buenos dividendos para el Atlético esta temporada, a pesar de una ausencia por COVID-19.
En un lapso de la campaña anotó 11 goles en nueve partidos, ayudando a los colchoneros a establecerse en la cima.
“Vino con una rebeldía extraordinaria»
Vino queriendo demostrar que la gente estaba equivocada, queriendo demostrar que todavía estaba en la cima de su juego”, declaró Simeone.
“Tenemos que ganar el partido más importante de la temporada para conseguir el objetivo”, recalcó Suárez. “Estoy feliz y contento de que el equipo esté ahí”.