Fue uno de los protagonistas de la final de Eurocopa contra Inglaterra. Su gol llevo el partido a la tanda de penalties, donde su selección termino consagrándose.
El central reconoció la dificultad del encuentro en sus declaraciones post-partido. Pero también reboso de alegría y una sensación de haber alcanzado lo inalcanzable.
Es que todo este presente glorioso que vive ahora podría haberse truncado en 2016.
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Ese año fue el peor en su vida personal. Su hijo Matteo, de apenas dos años, sufría una enfermedad crónica por la que tuvo que ser intervenido en dos ocasiones.
El futbolista se volcó en el cuidado de su hijo, se perdió partidos con su entonces equipo, la Juventus, e incluso se planteó colgar las botas para dedicar todo su tiempo a Matteo.
Afortunadamente su hijo evolucionó de manera favorable y una nueva normalidad entró en la casa de los Bonucci.
«Lo que ha sucedido me ha hecho más fuerte. Quiero dar las gracias a mi hijo y a mi esposa porque hemos afrontado una época dura y seguimos luchando juntos contra ella».
Declaró un emocionado Bonucci una vez superados los meses más duros.
En agradecimiento al trato recibido y a la mejoría de su hijo, el futbolista donó 120.000 euros a la ‘Città della Salute’ de Turín, el hospital en el que trataron a Matteo.