No le alcanzaba para comprarse el album del Mundial así que lo dibujó el mismo

Perseo es un pequeño que se volvió viral en las redes luego de que su historia recorriera el mundo entero.

Antes del mundial, el album y las figuritas se volvieron unos de los objetos más codiciados, tanto que hasta el gobierno de Argentina tuvo que intervenir en su producción.

Sin embargo, su costo y su elevada demanda lo hacían algo inaccesible para muchos niños que soñaban con tener un album.

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Lionel Messi lloró cuando se fue de Argentina. Tenía 13 años y bajaba a toda velocidad por la Ruta Nacional 9, de Rosario a un aeropuerto de Buenos Aires.

Con pastos interminables zumbando, cuando las lágrimas brotaron y el temor de una tierra lejana se asentó.

Messi era, en ese momento, solo Leo, un prodigio de 1 metro y medio de altura pero con sueños de rascacielos.

Y para perseguirlos, tuvo que sacrificarse. Tuvo que despedirse apresuradamente de los amigos y de la comodidad, de la familia y de sus lugares favoritos.

Para impulsar su ascenso a la cima del fútbol mundial, tuvo que volar a Barcelona; tuvo que irse de casa.

Pero a medida que ascendió durante los 22 años que siguieron, de Leo a Messi, recogiendo Balones de Oro y mil millones de dólares a medida que avanzaba, su hogar nunca lo abandonó.

Vivió una vida destacada pero apartada en España, pero aparentemente anhelaba la ciudad que lo había formado.

Se aferró a su acento rosarino, tragando consonantes por todas partes. Mantuvo la casa de su infancia incluso después de que su familia la abandonara.

Se casó con una Rosarina en un hotel de Rosario. Habló de cómo, algún día, quería volver a vivir en su ciudad natal.

Mientras tanto, canalizó su anhelo hacia el fútbol. Quería, más que nada, hacer feliz a su amada Argentina.

Quería, “más que nadie”, dijo, “ganar un título con la selección nacional”, traer la Copa del Mundo a casa.

Ahora, en una final para la historia, lo ganó. Besó el trofeo y lo levantó, con 25 de sus amigos más cercanos rodeándolo y una felicidad desenfrenada brillando en su rostro.

Y en el camino, camino a su coronación, con genio, alegría y gracia durante su última Copa del Mundo, ganó algo más que alguna vez pareció tan difícil de alcanzar: el amor eterno de su país.

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Y ahi fue cuando el pequeño Perseo decidió aplicar una de las enseñanzas que le había dado su padre.

Puso manos a la obra, y poco a poco comenzó a dibujar su propio album.

«Porque muchos niños no tienen para comer y tú me enseñaste que sea feliz con lo que tengo y aparte no hay mucha plata para comprar estas cosas. Yo soy feliz con esto y con que estoy a tu lado».

Este fue el hermoso mensaje de este niño a su padre.