… and I think to myself, what a wonderful world

Una de las historias más dramáticas de la historia del fútbol mundial fue cuando en el año 1958 se produjo el desastre aéreo de Munich.

En el cual se perdio la vida de 23 personas y otras tantas resultaron heridas.

En ese vuelo viajaba la plantilla del Manchester United, que hacía escala en Alemania tras disputar en Yugoslavia un partido de la Copa de Europa.

8 futbolistas de aquel equipo dejaron este mundo y otros 9 resultaron gravemente heridos.

Por lo que el conjunto de los “diablos rojos” tuvo que vivir una remodelación estructural y deportiva que se cicatrizó del todo cuando en el año 68 ganaron la Copa de Europa frente al Benfica.

Durante esos diez años muchos fueron los homenajes y gestos hacía los afectados por el trágico accidente.

Pero ninguno como aquel que se vivió aquella noche en la que por primera vez se alzaba el conjunto de Manchester el trofeo más importante de Europa.

En el hotel donde futbolistas y directivos celebraban la victoria, de repente las luces se apagaron y el silencio tomó protagonismo.

Se iluminó al fondo del salón un cortinilla, la cual se iba corriendo lentamente hasta hacer aparecer, uno a uno, a todos los supervivientes del desastre.

En ese momento, Matt Busby, entrenador del United, comenzó a cantar la famosa canción “What a wonderful world”.